27 febrero, 2019 20:51



«Perdón, no soy de tomar cosas ajenas pero no tengo para que coman mis hijos»

Un inusual y curioso hecho se registró ayer en la ciudad de Casilda cuando una persona acercó una billetera en inmediaciones de la mesa de entrada de Radio Casilda.

 

Un inusual y curioso hecho se registró ayer en la ciudad de Casilda (Santa Fe) cuando una persona acercó una billetera en inmediaciones de la mesa de entrada de Radio Casilda, la más conocida de la ciudad y quizás de esa zona.

Lo cierto es que esa misma persona notó que la billetera no tenía casi nada adentro, y por supuesto no había dinero. Sin embargo sorprendió un emotivo mensaje que si contenía puesto en la misma billetera.

A muchos, llamó la atención el manuscrito. Lo concreto es que, tras que un ciudadano casildense se acercó a entregar una billetera que había encontrado en la puerta de Radio Casilda, se generó toda clase de opiniones respecto de la actitud y la nota dejada.

«La plata se la debo»

Ese texto breve, y escrito a mano y un tanto desprolijo, decía: «Perdón yo no soy de tomar cosas ajenas, pero no tengo que darle de comer a mis hijos, así que la plata se la debo».

La billetera «estaba tirada en ese lugar, como si alguien la hubiera abandonado. Sin embargo, al ser revisada para saber si contaba con documentación, la sorpresa fue mayúscula. En el interior de la billetera no había dinero alguno, pero en su lugar sobresalía un papel de tamaño importante que parecía nuevo», consignó el portal local Casilda Plus.

Al ser desplegado se escondía el mensaje pidiendo perdón y comentando la necesidad de dar de comer a los hijos.

Muchos interpretaron que el mensaje es harto elocuente y grafica la delicada situación que está atravesando el país en materia social.

Aunque cada vez con menos frecuencia, el público suele enterarse de episodios en los que una persona, muchas veces de condición humilde, encuentra dinero y lo devuelve. La actitud es aplaudida por la gente por el gesto de generosidad, aunque muchos por lo bajo dicen que no lo harían. Lo que ocurrió en Casilda tiene una arista doblemente insólita: la persona encontró el dinero, se lo quedó, pero se tomó el trabajo de excusarse y hasta dejar la explicación por escrito.

Fuente: La Capital