23 enero, 2016 22:58



INTERNA DEL PJ: UNA INTERESANTE NOTA DE IGNACIO ZULETA

El peronismo intentará el martes la primera negociación entre las principales tribus que pujan por el control de la marca PJ y que representan dos ejes opuestos de la alianza que fue derrotada en las elecciones nacionales del 22 de noviembre: la cúpula partidaria que encabeza Eduardo Fellner y el justicialismo de la provincia de Buenos Aires, encarnado hoy en los cuarenta intendentes de esa formación (sobre un total de 55 que ganaron en octubre) que se referencian en Daniel Scioli.

La reunión será la tercera que se hace desde comienzos de mes, una locura de verano porque quiebra la pausa a que se llamaron algunos, y a otros los distrae del reacomodamiento del peronismo a su rol de ser fuerza de oposición, algo que no les ocurre desde hace más de 15 años en el orden nacional y mucho más en otros distritos como Buenos Aires.

La convocatoria del martes la hace el grupo de alcaldes que encabeza Julio Pereyra, presidente de la FAM (Federación Argentina de Municipios) y ha comprometido su asistencia el titular del PJ nacional, Fellner, quien reasumió sus funciones el 31 de diciembre pasado después de unas vacaciones-consuelo por la derrota ante la UCR en su provincia, Jujuy. Ayer reapareció con gestos de adhesión a la activista Milagro Sala, detenida a pedido de un juez que la investiga por el uso de fondos públicos. Una mortificación de las que suelen vivir los peronistas, porque Sala, junto a Cristina de Kirchner, en nombre de quien asumió el partido en abril de 2014, fue la causa de su derrota ante Gerardo Morales en la gobernación. Fellner debió forzar apoyos a la activista y el martes encima estará obligado a escuchar los reproches de los bonaerenses por el fracaso de la estrategia nacional en las elecciones de octubre-noviembre pasado.

De la reunión de la FAM participarán algunos gobernadores como Gildo Insfrán – presidente del congreso del PJ – Juan Manzur, el vicegobernador de Santiago del Estero José Emilio Neder, Fernando Espinoza, presidente del PJ provincial y la mesa de intendentes que conduce Pereyra. El motivo de la reunión es acordar entre las dos partes la realización de una reunión de consejo nacional que a su vez convoque a un congreso nacional del PJ en el mes de febrero, con el objeto de realizar elecciones a autoridades del partido el 17 de abril próximo, porque el 8 de mayo vencen los mandatos actuales.

Esta convocatoria se hace bajo la amenaza de una sentencia de la Cámara Nacional Electoral cuya publicación se suspendió antes de las elecciones, que admite algunos reproches de Eduardo Duhalde a la legitimidad de la actual conducción. El temor de las autoridades es que si se demora este proceso le caiga una intervención al partido, algo que ya vivió en cabeza del llorado Ramón Ruiz durante los años ’90, que se convirtió en un árbitro de la vida interna y que respondía a la Casa de Gobierno. Hoy en la Casa de Gobierno está Macri, a quien la justicia no defraudaría del todo al momento de elegirle un interventor al partido de la oposición, algo que los peronistas no quieren regalarle al macrismo.

El interés por el control del partido puede disminuir antes de una elección legislativa: el año que viene las PASO serán provinciales y lo que puede hacer la oficina de Matheu es poco. Pero esto alimenta más el interés de los sectores de aprovechar esa circunstancia para ganar espacio en una mesa que será clave para el ciclo 2017-2019.

En la semana que pasó la cúpula del PJ nacional trabajó para que se cumpla un cronograma propuesto por el vicepresidente del partido e intendente del Chaco Jorge Capitanich. Este dirigente publicó el viernes un largo documento (https://www.facebook.com/notes/jorge-milton-capitanich/queridos-compa%C3%B1eros-y-mpa%C3%B1eras/1222170684464454) en el cual propone la fecha del 2 de febrero para el Consejo y del 19 de ese mes para el Congreso. El grupo bonaerense es clave para que se puedan hacer en paz las dos reuniones por la cantidad de integrantes que aporta el distrito, por la cantidad de afiliados. La reunión del consejo debe convocar a más de 170 dirigentes y el congreso a cerca de un millar, y en los dos órganos tiene la mayoría Buenos Aires.

El cronograma de Capitanich será retocado por los bonaerenses no sólo por achicarle el precio a este chaqueño al que identifican como un emisario tácito de los proyectos de Cristina de Kirchner. Sobre la fecha del 2 de febrero para el consejo le dirán que es en pleno Carnaval y que esa cita daría para chanzas de disfrazados, además de dificultar, por el feriado que rige, la venida de los consejeros. Para la fecha del 19 hay una objeción de locaciones: el predio de Parque Norte está ocupado para ese día y habría que cambiar el lugar o la fecha. Se sabrá el martes.

Más allá de esas minucias rayanas con la chicana para restarle espacio al otro, la cita del martes tiene como trasfondo una pelea ya abierta entre dos sectores claramente identificados:

El peronismo del NE-Litoral forma una liguilla en la que figuran Capitanich – vicepresidente que opera como CEO del PJ nacional, Insfrán – titular del Congreso – y orbita cerca de él el peronismo de Entre Ríos en donde está Sergio Uribarri. En esos distritos hizo buenas elecciones la fórmula presidencial Scioli-Zannini y reivindican a Cristina de Kirchner como referencia. En la carta pública de Capitanich se exalta las figuras del matrimonio Kirchner, nombres ausentes en todos los pronunciamientos bonaerenses. Esos dirigentes entienden que el electorado que los respaldó el 25 de octubre (en los tres distritos el peronismo retuvo las gobernaciones) les pide ese tipo de adhesiones y, además, enfilarse como oposición frontal al gobierno de Mauricio Macri.

Capitanich, que está entregado a la escritura con tanto o más ahínco con la que encaró la intendencia de Resistencia, dio el mismo viernes un documento del PJ provincial con críticas a todas medidas de Macri, desde las designaciones en la Corte a la anulación de contratos pasando por las reformas en el área de medios y comunicación y las frases resbaladizas de Alfonso Prat-Gay sobre la “grasa militante”. Ese escrito acusa al nuevo gobierno de autoritario y de tener un doble discurso, dialoguistas hacia afuero y extorsivo hacia adentro(https://www.facebook.com/notes/jorge-milton-capitanich/documento-del-partido-justicialista/1222253991122790)

El propósito del eje NE-Litoral es precipitar las elecciones para nuevas autoridades, que vencen en mayo próximo, y aferrar en su favor al peronismo de las provincias que ha vivido peleado desde siempre con el de Buenos Aires. Capitanich habla de su intención de buscar “un acuerdo mayoritario de todas las expresiones internas a los efectos de avanzar en esta transición hacia una reforma de la carta orgánica que refleje e inspire un auténtico federalismo en la representación de los intereses de todos.” La idea de Capitanich no es nueva: ir a una elección por compromisarios con mandato vinculante por provincias que representen de manera ponderada al conjunto, compensando las diferencias demográficas. La novedad de la interna del PJ de 1988 fue imponerla en distrito único y eso permitió el triunfo de Carlos Menem sobre Antonio Cafiero. Esta reforma revierte ese sistema y avanza hacia una elección indirecta para arrinconar a Buenos Aires.

De paso, el escrito del chaqueño – que amenaza con publicar tres libros este año – propone una renovación doctrinaria del peronismo a través de “la convocatoria a un Congreso de Filosofía, de Historia, de Economía y otras temáticas de preferencia para movilizar el debate abierto de nuestros cuadros políticos, aumentar el número de afiliados, maximizar un sistema de financiamiento transparente, convocar a foros de legisladores nacionales, provinciales y municipales, gobernadores, intendentes para tener un espacio de consenso en el desafío de ser un partido de oposición.”

El sector bonaerense intenta capturar el partido resguardando los privilegios de aportar la mayor cantidad de votos peronistas a cualquier elección. La formación que conduce Espinosa también defiende su legitimidad con el argumento de que la fórmula Scioli-Zannini ganó en la provincia de Buenos Aires las tres elecciones presidenciales (PASO; primera vuelta y balotaje) pero que la gobernación se perdió por el empecinamiento que Cristina de Kirchner en sostener a la dupla Aníbal-Sabatella. En el distrito la referencia es la liga de intendentes, de amplia mayoría anti cristinista, como se vio en el debate sobre el presupuesto provincial con María Eugenia Vidal.

Ese grupo ya ha decidido que el mejor candidato a senador nacional en 2017 es Scioli, pero suspende su proclamación a la espera de mayor claridad. El miércoles, la cena de cumpleaños del ex gobernador fue en realidad una mesa política entre el anfitrión de La Ñata, los intendentes Pereyra y Mariano Cascallares – cabeza visible del grupo de los alcaldes más jóvenes – y los ex intendentes Espinoza y Alejandro Granados. Este grupo llevó el mensaje del apoyo a Scioli y el diseño general de la estrategia para sostenerlo en la pelea interna que se viene en el PJ.

La idea de los intendentes de cuidarlo a Scioli en su principal activo, que es ser el mejor candidato posible a cualquier cargo y el hombre de más experiencia de gobierno. Su debilidad es no ser un armador de estructuras partidarias o territoriales, algo que resiente su despliegue como opositor, ya que no tiene legisladores que le respondan en negociaciones. Pedirle eso a Scioli es ignorar cuál es su juego y por eso los intendentes le dicen: vos no armás, entonces no armés. Dejanos a nosotros que armemos para vos.

Este juego les permite a los bonaerenses llevar a la mesa del martes en el PJ el perfil de quien debe conducir al partido en este tiempo y que, propondrán debe salir de una lista única. Ese jefe partidario no debe ser ni el jefe de la oposición ni el futuro candidato presidencial del PJ. En esto coinciden con Capitanich, que en su escrito dice: “No se trata de elegir al líder de la oposición. No se trata de elegir un conductor integral del espacio. Se trata de elegir a un compañero o una compañera que tenga la vocación de construir un partido para todos, pero con respeto irrestricto de nuestra identidad.” La coincidencia encierra la intención de guardar a los nombres del desgaste en la pelea que se viene con el macrismo.

Sobre este punto los bonaerenses ya impusieron la semana pasada en la pelea por el presupuesto el criterio de que tienen que ayudar al nuevo gobierno. Primero de todo, porque necesitan que Vidal los ayude a ellos. “Tenemos que poner el hombro: ya vendrá el momento de decir las cosas que ahora no podemos o no conviene decir”, se escucha entre estos intendentes. Segundo, a que precipitarse a la oposición rabiosa, como los 15 intendentes y los legisladores que les responden, ante Vidal, es defraudar el voto de octubre-noviembre y no respetarlo deterioraría más al peronismo en su electorado. Pereyra lo ilustra así: “En Florencio Varela la gente me votó a mí, pero a Vidal gobernadora y a Macri presidente. ¿Tengo que salir a matarlos ahora ignorando eso? Sería no respetar el voto”. Pero Capitanich los señala mal en su carta cuando dice: “Hay muchos compañeros y compañeras que habiendo perdido recientemente las elecciones pretenden ser adalides de un proceso de renovación partidaria luego de propiciar la ruptura interna construyendo espacios de poder propio a los efectos de facilitar la llegada al poder de la derecha neoliberal.”

Ese acuerdo hasta ahora tácito de buscar a una figura que no encarne ni la oposición frontal ni una candidatura expectable para 2017/19 tiene entre estos dirigentes un nombre: José Luis Gioja. El sanjuanino estaba en los planes de Scioli si ganaba el peronismo para que presidiese la cámara de Diputados, y tiene distancias con Cristina, que le arrebató en un momento de autoridad que ya no tiene, la jefatura del bloque para dársela a Héctor Recalde. Es además el conductor de la liga Gestar, la agrupación que lanzó en vida Nestor Kirchner. Lo recuerda Capitanich en su carta cuando establece el linaje partidario en el cual quiere anotarse: “Néstor Kirchner inició en el año 2008 como Presidente del PJ un proceso de formación de cuadros a través del Instituto Gestar, promovió el debate de iniciativas en el ámbito del partido y garantizó el funcionamiento sistemático de la institución partidaria, tarea que prosiguió Daniel Scioli a su fallecimiento y recientemente nuestro compañero Presidente Eduardo Fellner.” Gioja suele mostrarse cerca de Diego Bossio, un ex funcionario que se representa sólo a sí mismo y a la memoria de la caja de la que dispuso en vida de los Kirchner, e intenta pispear en la agenda de Mauricio Mazzón, quien heredó de su padre Juan Carlos las mejores relaciones con todo el peronismo. Pero Gioja además ha sido un gerente del delasotismo dentro del PJ y puede armar algo para capturar massismo para la nueva estructura.

Pero (sean eternas las internas) Gioja ya tiene una sombra: Juan Manzur, que fue secretario de salud de Espinoza en La Matanza y que estará en la reunión del martes. Es un peronista ganador como pocos por la diferencia que obtuvo en Tucumán frente a la oposición en las elecciones a gobernador y a presidente. Que aparezca en ese retablo de la FAM indica que algo busca para despegarse de la imagen que heredó de José Alperovich que puede achicarle el futuro dentro del partido