19 diciembre, 2016 12:30
En 14 fechas del torneo actual, se fueron 19 entrenadores. Lo peor de todo es la cotidianidad de los despropósitos. Nelson Vivas (Estudiantes), Jorge Almirón (Lanús), Rubén Forestello (Patronato) y Marcelo Gallardo (River), los sobrevivientes.
Aquel partido que Lanús le ganó a Estudiantes el domingo 7 de febrero por 1-0, con gol de Román Martínez a cuatro minutos del final, dejaría un sello particular en este volcánico fútbol argentino: Nelson Vivas y Jorge Almirón representan el 50 por ciento de los técnicos de Primera que se mantuvieron en sus puestos durante 2016. Los otros son Rubén Forestello (Patronato) y Marcelo Gallardo , quien por estas horas evalúa su continuidad en River. El quinto jinete que logró mantenerse en su lugar es Frank Kudelka, aunque su recorrido obliga a una diferenciación porque Talleres ascendió a mitad de año. Después, nada más. Sólo cambios y más cambios. Crisis, contratos rotos, ciclos fugaces y las histerias renovadas para alimentar el caos.
«En un momento, durante el partido, pensé en dejar el cargo. Pero no soy fácil de irme. Voy a dar lo mejor hasta donde me dé el agua», dijo Omar De Felippe, técnico de Vélez, después de la derrota ante Arsenal, cuyo entrenador Lucas Bernardi se fue incluso pese al triunfo. Bernardi, como DT de Newell’s, fue uno de los 26 que empezó ilusionado aquel primer fin de semana de febrero y que sucumbió en el intento.
El telón del año futbolero se levantó con aquel 2-0 de Banfield sobre Gimnasia con un golazo de Walter Erviti y un tanto de Lihué Prichoda. Ese viernes 5 de febrero estuvieron frente a frente Claudio Vivas y Pedro Troglio, quienes luego saldrían eyectados del banco, como los otros cuatro protagonistas de aquella noche: Eduardo Domínguez (Huracán), Jorge Burruchaga (Atlético de Rafaela), Eduardo Coudet (que llegó hasta diciembre después de un muy buen trabajo en Central) y Sebastián Méndez (que dejó su marca en Godoy Cruz).
El sábado 6 de febrero Aldosivi goleó 3-0 a Olimpo. Un resultado coyuntural que no modificaría la ecuación al poco tiempo: afuera Fernando Quiroz del equipo marplatense; afuera Diego Osella del conjunto de Bahía Blanca. Carlos Mayor se fue de Argentinos, Argentinos se fue a la B y Mauro Camoranesi se fue de Tigre. Como Pablo Guede de San Lorenzo, como Pablo Lavallén de San Martín de San Juan, como Iván Delfino de Temperley, como Rodolfo Arruabarrena de Boca.
El domingo 7 de febrero pusieron en marcha su entusiasmo Ariel Holan (Defensa y Justicia), Leonardo Madelón (Unión), Mauricio Pellegrino (Independiente), Darío Franco (Colón), Sergio Rondina (Arsenal), Alfrefo Grelak (Quilmes), Sergio Lippi (Sarmiento) y Christian Bassedas (Vélez). La intemperancia se los devoró. Como a Ricardo Zielinski, que ese día se sentó en el banco de Belgrano en donde tantas satisfacciones cosechó. Ahora se fue de Racing, acorralado por la resistencia que recibe alguien que no es «del riñón» de la institución, como suele decirse para maquillar realidades.
En la vereda de enfrente hubo alguien con ese perfil, un auténtico ídolo, pero tampoco hubo caso, y Gabriel Milito dejó Independiente. Se fueron 19 entrenadores en estas 14 fechas. Lo peor de todo, sin embargo, no pasa por las listas. Lo peor de todo es la cotidianidad de los despropósitos.
Fuente: Súper Deportivo.