2 agosto, 2021 08:16
Se ha hablado mucho sobre las listas a legisladores nacionales y, particularmente, sobre la entrerrianidad de Rogelio Frigerio, quien encabeza la propuesta de Cambiemos en Entre Ríos. ¿Se puede aceptar esta postulación sin desvirtuar nuestra rica historia en defensa de lo nuestro?
La ley establece que para ser diputado o diputada representando a una provincia se debe ser natural (nacido/a) de dicha provincia o tener dos años de residencia inmediata. Éste es un requisito legal que seguramente Rogelio Frigerio con un simple cambio de domicilio puede cumplir. Sin embargo, resulta pertinente ir un poco más allá y preguntarnos ¿por qué existe tal requisito de origen o residencia?
Esta exigencia legal no es un capricho para complicarle el ingreso al Congreso de la Nación a los dirigentes políticos, es lo que nos garantiza a todos los ciudadanos y ciudadanas del país, vivamos donde vivamos, tener en el gobierno central voces que representen nuestra mirada, nuestros intereses y nuestras necesidades. Este requisito viene a garantizar la forma de gobierno representativa, republicana y federal establecida en el Artículo N° 1 de la Constitución de la República Argentina.
La extensión de nuestro país y la diversidad cultural desarrollada en tan vasto territorio han dado lugar a múltiples estilos de vida, con particularidades que se expresan tanto en los rasgos que identifican a tal o cual provincia, sea la forma de hablar, las palabras típicas, las luchas y demandas de su propia historia o las maneras de ver el mundo. La diversidad del Estado Nación hace ineludible la defensa de la representación federal de nuestro sistema de gobierno, no podemos pensar un poder central que pueda comprender realidades tan lejanas, no sólo en términos territoriales sino también, y sobre todo, en términos culturales.
En este sentido, a lo largo de la historia, nuestra provincia ha tenido mucho protagonismo en las luchas por las autonomías provinciales frente al continuo embate de Buenos Aires por querer ejercer su dominación sobre nuestro pueblo. Por recordar algunos hitos, en la Batalla de Cepeda, donde se enfrentaron federales y unitarios, nuestra provincia, con Francisco Ramírez a la cabeza, logró el triunfo frente al gobierno centralizado del Rio de la Plata y consiguió la autonomía. También es ejemplo el enfrentamiento de Urquiza con Rosas por la navegabilidad de los ríos sin pasar por el Gobierno de Buenos Aires para la comercialización.
«Rogelio Frigerio es de Buenos Aires, desarrolló su vida en esa ciudad, fue legislador de la Ciudad de Buenos Aires y fue presidente del Banco Ciudad de Buenos Aires»
Como ciudadanos y ciudadanas, y también nuestra clase dirigente provincial, siempre hemos sido celosos de lo propio, es decir, siempre hemos valorizado mucho nuestras particularidades. De algún modo, esa República de Entre Ríos quedó en nuestro registro emocional y nos ha dado un carácter muy particular a los entrerrianos y entrerrianas a la hora de defender orgullosamente nuestra hermosa tierra y nuestra cultura.
A las particularidades de nuestra entrerrianidad he podido aproximarme tras participar, como consultora de opinión, en muchos grupos de discusión a lo largo y a lo ancho de Entre Ríos. Creo que, en buena medida, es por eso que me llama tanto la atención que los entrerrianos y entrerrianas aceptemos así no más que un dirigente de la Ciudad de Buenos Aires pretenda ser nuestro representante en la legislatura nacional.
Rogelio Frigerio es de Buenos Aires, desarrolló su vida en esa ciudad, fue legislador de la Ciudad de Buenos Aires y fue presidente del Banco Ciudad de Buenos Aires. Es verdad que tiene propiedades e inversiones en Entre Ríos, pero ¿Entre Ríos es el lugar en donde Frigerio eligió desarrollar su vida y la de su familia? ¿Entre Ríos es su lugar en el mundo? ¿O es su escapada de los fines de semana?
Lamentablemente, una de las listas a diputados nacionales de nuestra provincia lleva entre sus candidatos a un digno representante de los porteños, Rogelio Frigerio, y eso debe ser discutido, debatido, problematizado.
Más allá de los nombres propios, es importante reflexionar al respecto, y a eso invito a toda la clase dirigente provincial. No podemos retroceder en nuestra historia, no podemos traicionar a nuestros próceres, no podemos permitir que desde Buenos Aires nos impongan dirigentes, porque acá, en suelo propio, tenemos personas muy valiosas que pueden representarnos y llevar nuestras voces al escenario nacional con total grandeza. No se trata de un problema de banderas políticas, lo que se está poniendo en juego es la defensa de nuestra bandera celeste y blanca con una franja roja que la cruza y simboliza, nada menos que, el pensamiento republicano, democrático y federal