12 octubre, 2021 10:53



El FMI mejora su pronóstico para Argentina este 2021: 7,5%

Los países de Latinoamérica crecerán más de lo esperado este año, en buena parte por el veloz aumento de los precios de las materias primas que apuntalan sus exportaciones y a medida que avanza la recuperación, aunque desigual, de la pandemia del COVID-19, dijo el martes el Fondo Monetario Internacional (FMI). Entre ellos, se destaca el fuerte crecimiento de la Argentina, cuya proyección se elevó hasta el 7,5% este año.

La Argentina, tercera economía latinoamericana, verá una expansión de 7,5% este año, con un avance de 1,7 puntos porcentuales respecto a las proyecciones de abril, beneficiándose de la fuerte alza de los precios de los granos que exporta, aunque la demanda podría verse afectada por la dinámica cambiante de producción y consumo en China.


En su informe semestral Perspectivas Económicas Mundiales (WEO), el organismo elevó la estimación de crecimiento económico de la región en su conjunto a 6,3%, un aumento de 0,5 puntos porcentuales respecto a la proyección anticipada emitida en julio y 1,7 puntos porcentuales por encima de los cálculos en su último informe oficial de abril.

El escenario latinoamericano se produce a pesar de un ajuste a la baja para los motores económicos de México y Brasil, ambos con recortes de 0,1 porcentuales en sus estimaciones para este año en relación a las cifras de abril. El FMI prevé ahora que Brasil se expandirá en 5,2% en 2021 y 1,5% en 2022, en medio de un rápido ciclo de ajustes de condiciones monetarias para controlar la inflación.

México, que suele reflejar en buena parte los trastornos de su principal socio comercial, Estados Unidos, se expandirá un 6,2% este año y un 4% el próximo, con pequeñas diferencias porcentuales bajistas frente al panorama en julio, indicó el informe.

A nivel global, el Fondo recortó el martes la proyección de crecimiento al 5,9% en 2021 y espera una expansión de 4,9% en 2022, ante el menor impulso de grandes economías que presentan dificultades en sus cadenas de suministros y encaran una inflación elevada, aunque las perspectivas de precios continúan ancladas con miras a mejorías en el mediano plazo.

El FMI advirtió sobre la disparidad que sigue gestándose en la recuperación económica de la región, marcada por divergencias en las campañas de vacunación del COVID-19 y en el uso de apoyos monetarios desde los bancos centrales.

«Las economías emergentes y en desarrollo, que afrontan condiciones financieras más ajustadas y mayor riesgo de desanclaje de las expectativas inflacionarias, están retirando su respaldo monetario más rápidamente a pesar de los declives importantes en producción», dijo el reporte.

En su informe, el FMI destacó el aumento de su índice de referencia de insumos industriales, en particular el cobre, cuya demanda se fortalecerá más a medida que se produzca el cambio al uso de energías más limpias, si bien la trayectoria actual sigue siendo dependiente de las compras de Asia.

Chile, el principal productor de cobre del mundo, crecerá un 11% en 2021 y un 2,5% en el 2022, respaldado por los precios del metal básico y por el éxito de su programa de inoculación contra el COVID-19 que ha permitido reactivar su economía. Las expectativas para el año próximo, de todas formas, decaen en vista de los efectos externos, como la demanda de China.

Perú, donde la campaña de vacunación avanza lentamente, podrá ver una recuperación casi total de su PIB este año al crecer un 10%, luego de la grave recesión en la que cayó en 2020, y marcará un avance de 4,6% para el 2022, según el Fondo.

Pero la actividad en 2022 se moderará, ya que la región se ve afectada por eventos globales como escaladas en disputas comerciales, una crisis en expansión en el sector inmobiliario de China y las dudas sobre si Estados Unidos podrá lograr un acuerdo de largo plazo sobre el límite de su deuda, aspectos que podrían hacer tambalear a los mercados financieros.

Entre otros obstáculos, el FMI indicó que las economías en desarrollo «tendrán presiones inflacionarias que persistirán debido a los elevados precios de los alimentos, de la energía y a una depreciación cambiaria que subirá los precios de los bienes importados».