29 agosto, 2022 12:35
El gobernador Gustavo Bordet no tiene aún como hipótesis de trabajo proponer la eliminación de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) como mecanismo para la elección de candidatos provinciales y locales durante el año próximo, confirmaron fuentes oficiales a APFDigital
En el círculo más cercano al primer mandatario indicaron que, por ahora, no se está evaluando hacer cambios en el sistema electoral. De esta manera, se descartó la posibilidad lanzada por un medio nacional que ponía a Entre Ríos dentro del grupo de provincias que seguiría el ejemplo de Salta y eliminar las PASO.
En la Casa de Gobierno se sigue de cerca lo que pasa en la provincia norteña. Y también en San Juan, donde podría rehabilitarse la ley de lemas.
Además, consideraron que antes de avanzar en el estudio de esta eventualidad tendría que estar definido si los comicios provinciales en Entre Ríos se realizan conjunto con los nacionales o en forma separada. Si se da este segundo supuesto, salvo que sea el Gobierno nacional el que descarte este mecanismo, no tiene mucho sentido eliminar las PASO provinciales dado que el esfuerzo, tanto humano por el movimiento de gente como económico por la distribución de boletas, urnas y la logística, estaría amortizado.
Pero si los comicios se adelantan y la renovación de autoridades se produce en junio del 2023, podría entrar en consideración la alternativa de suspender el proceso de PASO que la legislación provincial prevé para abril. El gobernador Bordet tendrá hasta el 12 de enero del año próximo para definir si Entre Ríos votará antes de la elección nacional. Pasada esa fecha límite, sólo se podrá votar en agosto y septiembre y renovar autoridades provinciales y locales con las nacionales.
Sin primarias para todos los partidos y frentes, serán las cartas orgánicas de cada agrupamiento político las que definan quiénes y cómo participarán y de qué modo se definirán las candidaturas. Entra a tallar ahí si esta votación se hará en forma abierta o sólo para quienes tengan ficha de afiliación. Y también los porcentajes mínimos para representación de minorías. En este último apartado, Juntos por el Cambio tiene ventaja sobre el Frente de Todos: ya está definido el piso del 25% y el intercalamiento en la lista definitiva, algo que el peronismo tiene en el debe pese al compromiso hecho por Bordet tras las legislativas del año pasado.
Otra alternativa es que sea la Legislatura sancione una norma que ordene el procedimiento interno de todos los partidos, pero con la variante de que la votación sea opcional ya que si se establece la obligatoriedad, sería un esfuerzo y un costo político vano para el oficialismo.
El radicalismo ya obtuvo en su momento un fallo de la Justicia que declaró inconstitucional la norma de primarias provinciales (ley Castrillón) en el apartado que imponía un piso electoral para minorías diferente al de su carta orgánica. Los Tribunales, anclados en el precepto constitucional de que los partidos políticos son esenciales para la democracia, puso por encima el valor de la carta orgánica partidaria que hoy sirve para ordenar el escenario en Juntos.
Otro antecedente que oportunamente en la Casa Gris abordarán es la antigua legislación que establecía primarias abiertas y simultáneas (PAS) pero no obligatorias. Esta legislación no imponía el filtro de cantidad de votos mínimos para acceder a las generales y, además, los partidos y frentes que tenían listas únicas las oficializaban y pasaban directamente a los comicios de autoridades.
En el rango de evaluación por costo/beneficio, algunos sectores del peronismo no se muestran entusiasmados con esta posibilidad. El escenario de un desdoblamiento y enfrentar a un candidato consolidado como Rogelio Frigerio directamente en generales, descartando un esquema anterior que contenga el variopinto cuadro del justicialismo no convence. La intención es que «todos jueguen» en cada departamento y ciudad y sumen a la candidatura a la gobernación.
Pero donde más temor hay es en Juntos. Si se eliminan las PASO, la estrategia de Frigerio de abrir el juego a todos chocharía con la realidad de que para hacer campaña y competir en una elección se necesitan fondos. Eso actuaría como un filtro que dejaría fuera de carrera a sectores que aportan poco, pero aportan, a su intención de ser gobernador.