9 abril, 2023 19:07
La noticia que ojala no se confirme. Pero igual nos obliga a reflexionar
La mujer, cuya identidad preferimos reservar, luego de una prolongada disputa judicial, y mientras esperaba una solución a sus problemas, se quebró y se roció con alcohol para luego prenderse fuego dentro de las oficinas del palacio tribunales
Si alguien, como nuestros cronistas recorre los pasillos del tribunal situado en mitre y Pelegrini (Fiscalía de Concordia) Planta Baja, seguramente será testigo del un caos mayúsculo donde la atención personalizada y humana que debe recibir un justiciable dista mucho de ser la norma.
Recordemos que quien asiste a este lugar, lo hace por no encontró otra solución a sus problemas, y resulta muy perverso y ejemplificador (como lo han hecho algunos medios) sostener que esta persona sufría de ansiedad o sería paciente de una institución psiquiátrica.
Obviamente quien tiene para abonar abogados y asesores que atraviesen la barrera casi infranqueable de acceder a la justicia, pueden pensar que lo que hecho esta mujer fue un desborde, pero la realidad (muy complejo y larga de explicar) nos indica que lo hecho por esta mujer, no sorprende a los conocedores de los pasillos, siendo, en cambio, más llamativo que no suceda más a menudo.
En el caso particular, y que ojala no se confirme el desceso, la mujer durante años choco con la falta de respuesta a un requerimiento usurpatorio, que debió tener una respuesta afirmativa o negativa de la justicia, pero respuesta al fin.
El flagelo de deambular en procura de una solución es el peor de los calvarios a que se puede someter a los ciudadanos que esperan una solución de la justicia, en el caso al menos estamos ante un intento de suicidio (que debe tratarse con la mayor de las prudencias y con protocolos de publicación) pero por sobre todo resulta un llamado a Jueces, Fiscales e incluso abogados que son auxiliares del sistema de justicia.