9 junio, 2023 18:33



La “bola de Leliq” ya superó los $15 billones y marca un récord absoluto

La deuda remunerada del Banco Central (BCRA), más comúnmente conocida como “Bola de Leliq”, superó el último martes los $15 billones, monto que supone no solo un nuevo máximo nominal, sino un récord en relación con el tamaño de la economía o de la base monetaria (BM).

Es un pasivo muy oneroso (mantenerlo costó unos $940.000 millones durante mayo, por ejemplo), que se multiplicó por 13,6 en la gestión de Alberto Fernández, quien lo recibió en $1,09 billones cuando asumió y quien previamente había hecho campaña electoral denunciándolo como “ruinoso” (cuando rondaba los $1,3 billones). Más aún: había proclamado que lo que el ente monetario gastaba entonces en honrar sus intereses (unos $80.000 millones por aquel entonces) lo iba a destinar a “aumentar las jubilaciones”.

El problema es, básicamente, que durante su gestión nunca dejó de crecer y ahora -incluso- tomó una dinámica muy peligrosa: trepó casi en un 50% en lo que va del año, en un 125% desde que Sergio Massa asumió en agosto del año pasado el Ministerio de Economía y más del 165% medido interanualmente. Es decir, incluso por encima del muy elevado nivel de nominalidad que exhibe hoy la economía local.

De este modo, en la muy abarrotada “playa de estacionamiento” del BCRA ya hay 117% más pesos que los que están en circulación, un monto que equivale a 12,9 puntos del PBI, según datos de Facimex Valores, muy por encima del nivel que esta deuda (cuando estaba compuesta mayoritariamente por Lebac) había alcanzado antes que estallara en la corrida cambiaria en 2018.

Parte importante de ese crecimiento radica en que es una deuda que “tomó vida propia”, ya que el tamaño que alcanzó ese stock (compuesto en un 76% por las Letras de Liquidez y en un 24% por los pases pasivos) y su cada vez mayor costo de mantenimiento (remunera las primeras a Tasa Efectiva Anual del 154,88 y los segundos, al 91% nominal anual) hace que se genere cada poco más de tres meses una nueva base monetaria. Es decir, una cantidad de dinero similar a todos los pesos en circulación (es decir, billetes y monedas, sumando a las reservas de liquidez de los bancos).

La “borrachera monetaria” en que incurrió la administración Fernández, estimada ya cerca de los 17 puntos en relación con el tamaño del PBI por el economista Gabriel Caamaño (Estudio Ledesma), anuló por completo cualquier posible eficacia de estos instrumentos concebidos como de “esterilización”, es decir, diseñados para retirar del mercado los pesos emitidos en exceso de manera de adecuar el circulante a la demanda relacionada con la actividad económica.

Y la clave de ello fue que a la “maquinita” se le dio uso exclusivo para financiar un gasto público que alcanzó en los últimos años niveles imposible de soportar por otras vías. Según distintas estimaciones de mercado, la emisión monetaria destinada a auxiliar por vía directa o indirecta al Gobierno acumula los $3,3 billones sólo en lo que va del año: $670.000 millones fueron por Adelantos Transitorios; $700.000 millones por compras de dólares más caras (a $300) y $1,9 billones más si se considera lo que gastó el BCRA en comprar instrumentos bonos del tesoro en el mercado secundario.

A esa cuenta se deben agregar, desde ya, los pesos que el BCRA emite para pagar los intereses de su deuda, factura que ya acumula $3,8 billones. Parte de esa emisión fue compensada vía la colocación de Leliq por $2,3 billones y $1,6 billones vía pases (según datos oficiales hasta fin de mayo) y por la venta neta de divisas de reservas (otros $501.000 millones).

“Se entró en una dinámica muy compleja. El BCRA se ve obligado a subir la tasa para mantener cierto atractivo para los depósitos en pesos, pero el efecto antiinflacionario de esta medida es muy reducido o queda invalidado”, explicó en un reciente informe la consultora Delphos Investment.

Allí incluso alertó que la proyección es que el denominado déficit cuasifiscal, que había llegado a representar 4,3% del PBI en 2022, termine este año superando los 8 puntos medidos en esa relación, dado que mientras los pagos de intereses mensuales superarán el billón de pesos a partir de este mes, la economía se sumirá -en el mejor de los casos- en un estancamiento.