6 septiembre, 2023 11:20



Con dos condenas a prisión perpetua, murió el represor que estuvo a cargo del Regimiento de Concordia durante la dictadura

El represor Naldo Miguel Dasso, dos veces condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad, falleció el sábado a los 92 años. Estaba siendo investigado en otras causas, una de las cuales involucra crímenes cometidos en el marco del Plan Cóndor, pero no llegó a ser sentenciado.

Familiares de víctimas de la dictadura y sobrevivientes lo llamaban «el dueño de la vida y la muerte» en Concordia durante la época del terrorismo de Estado. Nunca aportó información sobre el destino de las personas desaparecidas.

La noticia sobre el fallecimiento de Dasso fue confirmada por fuentes judiciales. Además fue homenajeado en las redes sociales por agrupaciones de exmilitares y negacionistas de la violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.

Dasso había sido condenado a prisión perpetua en 2012, en la causa denominada «Harguindeguy», donde se lo halló culpable por dos desapariciones, las de los militantes Julio Solaga y Sixto Francisco Zalasar, ambos secuestrados en Concordia. Además se acreditó su responsabilidad en otros delitos que cometió mientras fue jefe del Regimiento 6 Blandengues de esa cuidad entrerriana.

En 2020 recibió otra pena de prisión perpetua, en este caso por Jorge Emilio Papetti (causa Área Paraná II), quien fue secuestrado cuando realizaba el Servicio Militar Obligatorio en el Regimiento que él comandaba; luego fue trasladado a Paraná y asesinado durante una sesión de tortura en la cárcel de la capital entrerriana. Papetti también permanece desaparecido.

Para los organismos de derechos humanos, Dasso era el «dueño de la vida y la muerte», es decir, quien tenía la potestad de decidir quién sobrevivía y quien no en las épocas del terrorismo de Estado. Bajo el área a su mando –Subzona 22 – Área 225, dependiente de la Zona 2 y del Comando del Cuerpo de Ejército II– numerosos trabajadores, estudiantes, profesionales y militantes políticos fueron secuestrados y torturados desde el mismo 24 de marzo de 1976, día del golpe de Estado cívico militar.

Margarita Alegre, la madre del soldado y militante peronista Jorge Papetti, fallecida en 2016, fue todos los días a reclamarle respuestas a Dasso luego de la detención ejecutada el 16 de marzo de 1977. En todo momento recibió como respuestas evasivas, explicaciones ridículas como que se había escapado cuando lo trasladaban a Paraná y amenazas.

Durante el juicio de 2012 tuvo mucha repercusión la declaración testimonial del exgobernador Jorge Busti, quien relató el secuestro y torturas que sufrió durante la dictadura. Dijo en esa oportunidad que a fines de 1977 fue convocado por Dasso, quien lo atendió con un arma sobre el escritorio y una pila de cartas de familiares de detenidos. «Me dijo que él era dueño de la vida y la muerte de todos los que se encontraban bajo el Área 225», remarcó el fallecido exmandatario.

Al concluir su testimonio, Busti se dirigió a Dasso: «Mi familia y yo sufrimos, pero otros sufrieron mucho más. Dasso tiene que hacer algo, les mintió mucho a los familiares de Papetti, Solaga y Zalasar. Tiene que decirles dónde pueden llevarles una flor, ese acto de dignidad lo va a reivindicar como ser humano».

Vale recordar que, a fines de 2021 se realizó la señalización del Regimiento de Caballería de Tiradores Blindado 6 “Blandengues”, que funcionó como Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio durante la última dictadura cívico militar. En el acto estuvieron el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla; la ministra de Gobierno y Justicia de Entre Ríos, Rosario Romero, y el entonces intendente Alfredo Francolini, entre otras autoridades y representantes de organismos de derechos humanos de la ciudad y la provincia.

Dasso falleció sin recibir sentencia por muchos otros crímenes por los que fue denunciado. Alcanzó a ser indagado por el Poder Judicial en una causa por crímenes de lesa humanidad cometidos contra personas de nacionalidad uruguaya en Concordia, en el marco de la coordinación represiva sudamericana conocida como Plan Cóndor. En el expediente se investiga la responsabilidad de miembros de la policía local, a integrantes del Ejército argentino y militares de Uruguay por secuestros, privaciones ilegales de la libertad, violencia sexual y torturas. Las víctimas fueron siete ciudadanos y ciudadanas uruguayas que residían en la ciudad entrerriana, entre ellas un niño de 3 años.

Por otro lado, la fiscal federal Josefina Minatta se encuentra realizando una investigación preliminar a partir de una denuncia realizada por el coordinador del Registro Único de la Verdad, Marcelo Boeykens, por alrededor de 80 detenciones ilegales a partir del 24 de marzo de 1976 en Concordia. En este expediente, Dasso se encontraba en la mira como el principal responsable por su rol jerárquico en el Ejército durante la época de los hechos.

Naldo Dasso prestó declaración en el juicio por la causa Harguindeguy en noviembre de 2012, ante el Tribunal Oral Federal de Paraná. Además de negar su responsabilidad en las desapariciones de Zalasar y Solaga, por las que era juzgado. El primero había sido detenido en su casa y el segundo en la vía pública.

“Recibí a los familiares de ambos y fui frontal; nunca fue mi intención alentar falsas expectativas. No sé qué pasó en aquellas circunstancias. Creo haber hecho todo lo que estaba a mi alcance”, dijo en aquella oportunidad. “Nunca supe ni sé qué pasó con Solaga y Zalasar. Si lo supiera, ya a esta altura del partido lo diría”, agregó, provocando la indignación de los familiares presentes en la sala.

Por otro lado, admitió que hubo presos políticos alojados en el Regimiento. Dijo que fueron 40 los detenidos la madrugada del 24 de marzo de 1976; siempre sin orden judicial, solo del Comando de Paraná, lo que le daba supuesta “legitimidad” por tratarse de un contexto de estado de sitio. Él “ni siquiera sospechaba” que esas órdenes no eran legítimas y se excusó diciendo que, como aquello era “una guerra”, le podría corresponder hasta la pena de muerte si no las cumplía.

Otras de las frases que causaron indignación fueron: “Como en toda guerra hubo heridos y muertos; errores y horrores; acciones injustificadas de ambos lados. Me declaro inocente de los delitos que se me imputan. No he sido ni soy represor, no he sido ni soy genocida, delincuente o corrupto. He sido un soldado que acató las órdenes de sus superiores».

Fuente: Diario UNO.