23 junio, 2023 15:02
Boca está tan distraído como Facundo Roncaglia. La penosa imagen del equipo que agita Jorge Almirón es la conclusión de una gestión que mira para otro lado o mira mal. El discurso de Juan Román Riquelme, armado y repetido, tambalea, aunque la espalda del ídolo sea tamaño tiro-paredes-con-Messi en la Bombonera.
El club, que desde tiempo exhibe a su marca, la camiseta, sin patrocinador principal, el mismo que discute legalmente con la fiscal Celsa Ramírez por la infraestructura antiquísima de la tercera bandeja de la Bombonera, está distraído con la épica despedida del último diez, mientras el equipo de primera división corre atrás de la pelota frente a Godoy Cruz en Mendoza.
Los futbolistas de Boca están distraídos. Sebastián Villa, por caso, no podía fijar su atención en el partido de turno porque, en vez de entrenar, dedicaba su tiempo a explicar lo inexplicable ante la Justicia. Hoy, condenado por violencia de género, desafía al club que fue escondite porque no responde sus exigencias. Y esas respuestas no llegan, porque el Consejo de fútbol está distraído invitando a estrellas al auto homenaje del vicepresidente del club, celebración que merece y se ganó en la cancha por su jerarquía.
Jorge Almirón está distraído. Es la única manera de explicar la titularidad de Facundo Roncaglia. El central volvió a Boca desde Chipre por un acto de justicia poética de Riquelme, quien sumó a su amigo para vengar una decisión retro de Daniel Angelici. Tampoco se comprenden las chances repetidas para Pol Fernández, un capitán sin voz, o las pruebas con Juan Ramírez. O tal vez sí… Ya nadie se puede hacer el distraído.
Boca gira en círculo. Choca en círculo, cada vez que parece tomar una recta. Y ante el vendaval River todas sus crisis se potencian. Que la cancha queda chica cuando en Núñez se agrandan, que el plantel no está a la altura cuando el de Martín Demichelis vuela, que no hay gestión deportiva cuando el líder invierte y recauda. Y Jorge Ameal luce distraído, delegando el control del club a su vice, que está distraído con su despedida, mientras el equipo, distraído, con un DT distraído, retrocede en caída libre en la tabla.