Fue una caminata emocionante que nos dejó exhaustos. Ahí estaban las pruebas de lo que hemos logrado en estos 12 años, ahí estaba la industria agromecánica y el cohete con el que vamos a subir nuestros satélites.
Ahí estaba el homenaje a los grandes militares patriotas, hombres y mujeres, que entendieron lo que significaba construir un país. Ahí estaba el recuerdo del general Guglialmelli y del general Leal, nuestro héroe antártico, nuestro explorador que clavó la azul y blanca en el mismísimo punto que marca el Polo Sur.
Y ahí estaban todas nuestras regiones productivas, con sus comidas y sus aromas. Y ahí estaba la Plaza de Mayo, nuevamente repleta de argentinos y argentinas felices como chicos escuchando, cantando y bailando lo que durante más de una hora cantó el Chaqueño Palavecino.
Y era una fiesta de olores, de sabores, de humo de parrillas, de vino y cerveza. Y me encontré con Jorge Dorio, feliz y emocionado, preguntándome cuántas veces había soñado con esto. Y estaba su hijo Franco, que ya tiene 24 años y es otro que celebra con nosotros esta formidable oportunidad que nos dio la vida.
Y lo vi y abracé a Martín Piqué y a su novia. Y hice chanzas con unos rotundos santiagueños que se bajaban felices una botella de vino que parecía hidromiel de los dioses.
Y todo el mundo se reía y hablaba fuerte y cantaba en una Avenida de Mayo convertida fugazmente en un jardín de las hespérides.
Y la vi a Evita en technicolor, gigante y hermosa. Y Evita hablaba por los altoparlantes y decía de su entrega total a Perón y a su pueblo y cantaban Evita Capitana como se hacía en aquellas otras horas en que los argentinos fuimos felices.
Y en verdad que la certeza de ser eternos, de ser inmortales, de que todo esa multitud de antes, de ayer y de mañana no morirá jamás y que todos estaremos siempre en ella me hizo sentir, de manera pálida, como en una fotocopia, lo que seguramente sintió Moreno y sus jóvenes amigos aquella mañana fastuosa y eterna, que se repite en cada oportunidad que los argentinos, por hambre de independencia, de libertad y dignidad, somos más argentinos que nunca.